Juego heurístico

El juego heurístico fue desarrollado por Elinor Goldschmied, una diplomada en psiquiataría social que ejerció de maestra y de asistente social en sus inicios y que desarrolló una maravillosa labor con la primera infancia, allá por la mitad del siglo XX hasta casi nuestros días (falleció en 2009).

Heurístico procede del griego “eurisko” y significa descubrir, que es la base de esta aproximación al juego y al aprendizaje desarrollado por Goldschmied. De esta manera, ella creía en la necesidad de ofrecer a los niños y niñas la oportunidad de descubrir el mundo a través de su propia actividad, sin interferencia del adulto/a, aprovechando el impulso innato que hay en todos ellos y todas ellas de descubrir su entorno.

Elinor Goldschmied fue creadora en un primer momento de la cesta de los tesoros, o panera de los tesoros, que es una cesta o un recipiente, no muy profundo (para que puedan acceder a los objetos de forma sencilla), en el que se colocan diferentes materiales sensoriales. Estos materiales no tienen una finalidad única y predeterminada, sino que están pensados para que puedan ser manipulados libremente por el/la bebé, favoreciendo así su curiosidad a través de la exploración y el descubrimiento del entorno. Una actividad pensada para los más pequeños y que nos fascina, por lo cual tiene una sección propia en nuestra web.

Como evolución natural a esta cesta de los tesoros, aparece el concepto de juego heurístico, desarrollado también por Goldschmied. Pero, ¿qué es el juego heurístico? En este tipo de juego, los/las bebés de entre 12 y 24 meses explorarn en total libertad una gran variedad de objetos (no necesariamente lo que entendemos por juguete) con el fin de que encuentren relaciones entre ellos y llenen, vacíen, apilen, abran, cierren, tapen, encajen… a sus anchas, sin la interacción del/de la adulto/a más allá de preparar el espacio y velar por la seguridad en todo momento.

Aunque cada persona adapta el juego o la propuesta a sus capacidades de espacio y por supuesto, no es lo mismo en una casa que en un aula. 

En un espacio con muchos niños, lo recomendable es que para preparar el ambiente, se cuente con una sala en la que se disponen varias “estaciones” diferentes (entre 20 o 30 si es en un aula con varios/as bebés pero muchos menos si estamos en casa, obviamente), cada una con una serie de objetos similares (entre 15 o 20 de cada, que igualmente no tendrán que ser tantos si estamos jugando en casa) metidos en algún tipo de contenedor. 

Lo ideal es que no sean estrictamente juguetes, sino piezas sueltas y material no estructurado que puede proceder de la vida cotidiana, como cucharas, carretes de hilo, tubos de cartón, sedas, cuencos de metal, utensilios de cocina, botes con tapas… ¡la imaginación al poder! Cuanto más variados en texturas, en colores, en pesos… más enriquecedora será la actividad y ese ha sido nuestro criterio a la hora de hacer la selección para esta sección de la web.

El papel de la persona adulta aquí es importante, ya que, una vez iniciado el juego, debe limitarse responder en caso de que la niña o el niño se acerquen a enseñar y compartir algo y obviamente, para evitar cualquier situación de peligro que pudiera darse. Esto quiere decir que su intervención más activa es en el momento de preparar la escena, en lo que hay que poner una atención especial fijándose en la belleza de la propuesta y en generar espacios de provocación suficientemente atractivos como para llamar la curiosidad de los/las más pequeños/as. 

La parte final de recoger todo el material y volver a guardarlo en cada contenedor específico, es también una parte de la propuesta de juego heurístico, y tanto los niños y las niñas como el adulto, colaboran para dejar el espacio en orden agrupando nuevamente los materiales esparcidos clasificándolos por similitud. En esta tarea, se puede aprovechar para enriquecer el lenguaje y conceptos básicos como: “debajo de….”, “al lado de...”, “junto con los demás…”

El juego heurístico acompaña el enriquecimiento de las capacidades física, mentales, sociales y emocionales de los niños y niñas y, como adultos, mediante la observación, podemos conocer multitud de aspectos sobre ellas y ellos.

Es una oportunidad maravillosa para dejarles explorar en un ambiente calmado, alejado de la sobreestimulación a las que normalmente están sometidos/as sin darnos cuenta. Al manipular los objetos a su ritmo, desarrollan la motricidad fina porque manipularlos y jugar con ellos requiere labores como la prensión, el encaje… que poco a poco van conquistando con sus manitas y la evolución de la coordinación mano-ojo. Además, al intentar relacionar los materiales heurísticos entre sí (meterlos unos dentro de otros, cocharlos, apilarlos…), en respuesta a una curiosidad personal, aprenden nuevos esquemas mentales y fomenta el desarrollo reflexivo, para lo que son necesarias también buenas dosis de atención y concentración. Y como la fase de recogida es también importante, como hemos dicho, acompañará en el aprendizaje del orden y el lenguaje. Por todo ello, ¿cómo no íbamos a tener entonces una sección dedicada al juego heurístico?